Pese a no tener interés en el mundo exterior, hay casos en que logran adquirir capacidades para el trabajo y vivir solos
Yamel Viloria Tavera/sumedico
México, D.F. 28 de julio de 2010
Pese al encierro en sí mismos que registran las personas que tienen autismo, lo cierto es que un buen porcentaje tienen capacidad para desarrollar habilidades como el trabajo y proseguir su vida en la etapa adulta.
Así lo afirmó a sumedico el doctor Bernardo Cruz Atilano, jefe de Psiquiatría del Hospital Regional de Zona No. 29 del IMSS, al explicar que el autismo es un trastorno del desarrollo que afecta principalmente la capacidad de interactuar socialmente, además de algunas otras funciones como son los intereses y la comunicación.
"Por definición –enfatizó- autismo es uno encerrado en sí mismo, auto-ismo, uno está hacia sí mismo nada más, es una enfermedad que interfiere en la interacción social”.
En el estudio de las causas de este trastorno, abundó, se han desechado diversas teorías, como es que las madres poco afectivas provocaban este aislamiento en los niños, al igual que aquella donde se refería como posible causa la contaminación con mercurio.
Existen también teorías psicodinámicas de la forma del desarrollo del aprendizaje dentro del contexto social, agregó, pero no han sido totalmente respaldadas.
Actualmente, enfatizó, los estudios médicos realizados avalan que el autismo tiene un componente genético importante y es un problema neurológico con manifestaciones psiquiátricas.
“Lo más importante es la teoría genética, donde nos dicen que la asociación con los padres enfermos nos van a dar hijos enfermos, pues su origen es el mal funcionamiento de las células del cerebro, es decir, alguna parte de un gen está codificando mal y esto va a hacer que se genere un mal funcionamiento del cerebro, es un gen alterado y se pasa de generación en generación”, precisó.
Es por esta razón, que el autismo se puede detectar desde que el paciente tiene unos meses de vida, pues su nula interacción, incluso con la madre, resulta evidente al compararse con otros bebés que responden a las manifestaciones de sus padres.
No están fuera de la realidad
“Hay una situación muy importante cuando hablamos del autismo, no es que estén fuera de la realidad, simplemente no interactúan, son niños que están aislados, de ahí que se manejó la teoría de niños con ceguera mental, porque no entienden o no pueden observar los intereses de las demás personas, uno está frente a un niño autista y pareciera que somos invisibles, él no nos percibe, no por una ceguera física, sino por una ceguera mental dada porque no comparten intereses ni los espacios”, enfatizó el especialista Bernardo Cruz.
Explicó que este desinterés por el mundo que los rodea se manifiesta desde la más tierna edad: “Los pequeñitos que a los seis meses los despegan de la mamá, sufren por una angustia de separación, en cambio los niños con autismo, como no establecen una interacción social con nadie, pueden estar solos y no les pasa absolutamente nada, no tienen una respuesta emocional”.
Las madres es quien más percibe esta ausencia de los menores: “Desde el nacimiento se dan detalles, los niños autistas no lloran, cuando crecen no establecen contacto visual, si les hablan no responden, el niño está en su mundo y no se angustia de estar solo. Una mamá cuando se da cuenta que su hijo no muestra interés en compartir con los demás, debe de empezar a preocuparse”.
Esta conducta es siempre la misma, abundó, es por esto que ya con mayor edad el niño autista puede estar en medio de una serie de hechos muy emotivos a su alrededor y ellos no van a responder emocionalmente.
Pero esto, insistió, no es porque estén incapacitados para captar la realidad, simplemente no les interesa.
“Más que desconectarse de la realidad, es que no establecen un vínculo con el exterior. Cuando un niño se desconecta de la realidad estamos hablando de otra patología que es la psicosis, el autismo no corresponde a esto, no está desconectado”.
El especialista del IMSS indicó que esta “indiferencia” hacia quienes les rodean y su entorno depende de la severidad del autismo, que puede ser leve, moderado y grave.
“Cuando hablamos de un autismo grave estamos refiriéndonos a que es un niño que no interactúa con nada, además su comunicación verbal es nula o muy limitada, son niños que pueden estar días, semanas encerrados sin realizar actividad alguna”; por esta razón, en su edad adulta serán totalmente dependientes, incluso para comer, beber o realizar cualquiera de las actividades básicas.
En cambio, “en un autismo leve los menores pueden tener ciertas actividades, establecer cierto lenguaje, pero no lo utilizan de manera adecuada, no tienen espontaneidad para hablar o realizar actividades”.
El objetivo en psiquiatría, subrayó Bernardo Cruz, es que el niño aprenda a tener una interacción social, “aunque sabemos que el autismo es incurable, estos niños en su propio mundo pueden desarrollar habilidades, como trabajar y prepararse sus alimentos, y por supuesto que el objetivo es que tengan una calidad de vida adecuada, si el autismo es leve y puede desarrollar ciertos aspectos del lenguaje, entonces el objetivo es que aprenda a utilizar el lenguaje de manera espontánea y tengan una vida funcional, socialmente hablando”.
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