jueves, 2 de septiembre de 2010

¿Quién dijo normal?

La artista Yolanda Manrique sufre autismo combinado con problemas de tipo neurológico, lo que no impide que presente su primera exposición ante el aplauso de la cultura.

SUSANA REGUEIRA - PONTEVEDRA La normalidad parece más una materia de psiquiatras y políticos que de personas normales. Es una de las reflexiones que recuerda el espectador tras contemplar la exposición "A miña imaxe, a miña linguaxe", que inauguró ayer en el Café Moderno Yolanda Manrique. Ella es precisamente una de las personas que no figuraría en el inventario de la "normalidad": nació con un trastorno de espectro autista, en su caso combinado con otros déficits neuronales, pero ello no impide que pinte y lo haga tan bien que sus obras son originales, frescas, diferentes... ¿A quién le importa la normalidad?

A mediados del siglo XX a la gente normal le dio (pásmese) por establecer reglas para "humanizar" la guerra y dedicó al tema toda una convención; a 35 grados en diciembre se reúnen en una isla caribeña cientos de personas disfrazadas de Papá Noel alrededor de un abeto mantenido con vida artificialmente para remedar la Navidad de otro extremo del planeta. La normalidad no existe, al menos no tiene registro ni taxonomía. Si además se tiene en cuenta, por ejemplo, que cada año aumenta en Estados Unidos un 300% el número de hombres que se inyectan bótox (es decir, momificarse en vida va camino de la normalidad) ya no es que no exista tal normalidad es que ¿a quién le importa su anormal inventario?

Por el contrario, sentirse atraído por la diferencia es "non soamente útil senón francamente apaixonante. Entre os seres humanos existen diferenzas, a diversidade pertence á propia natureza e por extensión tamén á natureza humana". Lo explica el psiquiatra Cipriano Jiménez Casas, director general de la Fundación Menela, una organización que lucha por hacer visibles a personas con trastornos del espectro del autismo como Yolanda Manrique.

Nacida en Alemania en 1973, hace ya 17 años que Yolanda entró en contacto con el Centro Castro Navás, cuyos trabajadores explican que "primeiro asistía ao taller da horta e tamén o facía moi ben, pero cando tiña tempo libre ou nervios, utilizaba a pintura para tranquilizarse".

Gracias a su familia los responsables del centro supieron también que le gustaba copiar obras de grandes artistas, así que le propusieron retos y en cada nuevo proyecto Yolanda demostraba que iba mucho más allá de la reproducción para crear un mundo propio.

Ese nuevo universo pictórico está lleno de personajes, imágenes precisas que transmiten al espectador lo que la creadora no dirá con palabras.

El reto es doble: no solamente padre un trastorno del espectro del autismo (diagnosticado en los primeros años y para el que no existe tratamiento) sino que éste se combina, como en muchos otros casos, con problemas de tipo neurológico, que en su caso afectan a la visión.

Nada de ello impide que sus pinturas estén llenas de vida, de luz, de personas con flores en la cabeza, de bailes de Navidad o personajes que celebran el color y la vida, obras autónomas a pesar de que se inspiren en grandes cuadros de pintores de todos los tiempos.

"As formas creadas ou recreadas son orixinais polo insólitas, polo desconcertantes", explica Cipriano Jiménez, "como gran copista que é, Yoli é capaz de descolgarse da idea de perspectiva e das imaxes simbólicas, pero na súa simplicidade trata de introducirnos no seu mundo e quefacer pictórico. É como si nos tratase de levar a súa forma de ver a realidade, a súa propia realidade, apoiada na súa linguaxe plástica".

Artistas, comisarios de arte, coleccionistas y galeristas, amén de representantes políticos como la vicepresidenta de la Diputación Teresa Pedrosa, arroparon ayer a Yolanda Manrique en la presentación de su exposición. La artista estaba nerviosa en el debut de su primera individual (hasta en eso es normal) y los asistentes no quisieron aumentar su desazón con un rosario de felicitaciones, pero el comentario era unánime: sus pinturas inspiran tanto como las palabras que no pronuncia, de ahí el título de la exposición, "A imaxe, a miña linguaxe".

Permanecerá abierta al público hasta el próximo 12 de septiembre e incluye una selección de trabajos de la autora.

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