domingo, 17 de enero de 2010

EN CORDOBA, EL CENTRO DE ATENCION MULTIPLE ROSA MARIA GONZALEZ MENESES, ES EL PRIMER COLEGIO DE EDUCACION ESPECIAL EN EL QUE SE HA IMPLEMENTADO...

UN APOYO ANIMAL
Niños y adultos de la región se recuperan de problemas psicomotores con el auxilio de expertos médicos que usan terapias alternativas y ‘personal’ auxiliar poco común: perros y caballos

Zaida Salas López /El Mundo de Córdoba
México 17 de enero, 2010

Tal vez antiguamente nadie hubiera imaginado que la temperatura de 38 grados de un caballo beneficie en gran medida a los músculos del cuerpo humano que se encuentran contraídos, o que la presencia de un perro logre controlar la ansiedad y reducir el estrés de un niño con capacidades diferentes.

Ahora está comprobado por un gran número de personas quienes se han acercado a la terapia con animales o zooterapia para mejorar su vida física y mental o la de algún ser querido, que el contacto con perros y caballos les permiten elevar su calidad de vida aún cuando tengan algún problema físico severo.

La terapia canina y la equinoterapia son dos actividades que consiguen grandes resultados en quienes las aplican, en la mayoría de los casos el trabajo se realiza con niños, por lo que la constancia y el tiempo se combinan con el terapeuta y la disposición del paciente para llegar al objetivo en cada uno de los casos.

En Córdoba, el Centro de Atención Múltiple Rosa María González Meneses, es el primer colegio de educación especial en el que se ha implementado la terapia canina, y a cuatro meses de haber nacido la inquietud en la psicóloga Alma Cortés García y Ernesto Chávez Niño, de Adiestramiento Canino Cordobés (Adcanco), los avances ya son notorios en algunos de los 40 niños que acuden al CAM y a las terapias que se realiza sin fines de lucro en este lugar.

Pequeños con discapacidad motriz, auditiva, síndrome de Down y discapacidad visual están inscritos, su mejoría se percibe en la atención que poco a poco ponen en quien les habla, disminución de la ansiedad, seguimiento de órdenes y han mejorado su coordinación. La terapia canina la realizan con tres perros: “Ashley”, “Robin” y “Diana” todos los martes acuden al centro junto con su entrenador y se llevan a cabo actividades de coordinación apoyados con otro material como: conos, circuito y pelotas, poco a poco el programa de ejercicios se incrementa.

“Somos cuatro maestras que estamos involucradas con el señor Ernesto, ya hay niños que se impulsan a caminar, o que intentan hablar cuando llaman al perro pos su nombre. Con tan sólo tomar la correa del perro y que caminen siguiendo una dirección ya es positivo”, afirma la maestra Alma.

En el caso del caballo, su ritmo y marcha ayudan al jinete, se realizan movimientos al lado izquierdo, derecho, con los brazos en alto, para participar en la equinoterapia debe existir precaución de que no se tengan lesiones graves en la columna o caderas desde un inicio, por medio de una valoración médica.

“El caminar de este animal es muy similar al del ser humano, por lo que la persona que va arriba del caballo tiene la sensación de caminar cuando lo monta y con ello ejercita los músculos que a veces tiene hipertensos, y otros demasiados flácidos”, señala Jane Freedman, terapeuta en el hípico Aztallan ubicado en Nogales a 10 minutos de Orizaba, Trote, galope, barras, crucetas al salto, son algunos de los movimientos que se realizan con el corcel, en este rancho las terapias tienen una duración de 20 a 45 minutos y se dan de manera individual, en casos extremos en los que el paciente tiene dificultad con sus movimientos como es la parálisis cerebral, la terapeuta sube con ellos sujetándolos o se colocan en distinta posición recostados sobre el lomo del animal, aquí la vigilancia es más estricta para evitar accidentes.

En ambos tipos de terapias los animales deben ser previamente entrenados y deben cumplir con un perfil adecuado para desempeñar la tarea con los niños de capacidades diferentes.

Los caballos que usan en Atzalan son dos criollas: “Muñeca” y “Chispa”, así como el Cherokee son nobles acostumbrados al trato con menores, y en el caso de los perros, fueron sometidos a un test para conocer su probabilidad de ayudar en esta tarea de esperanza para quienes sufren de algún daño físico o neuronal.

“Un perro de terapia tiene que ser un perro balanceado 100 por ciento de mente, nosotros hacemos la evaluación. Deben tener obediencia básica bien determinada. Necesitamos que sea maduro a los 24 meses se considera que ya es maduro”, explica Ernesto Chávez, de Adcanco.

Es importante mencionar que las personas que llevan a cabo las terapias deben de estar capacitadas para tal actividad, y los animales deben ser aptos para cumplir con su misión, no cualquier perro puede tratar de educarse y utilizarlo para terapia, ya que por si sólo debe cumplir con ciertas normas como tener resistencia para hacer trucos fácilmente por un periodo mínimo de una hora, paciencia de ser tocado o ‘apapachado’ alegremente y respuesta positiva a los comandos de obediencia, además de los caballos y perros deberán cumplir con las normas de higiene.

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