La telenovela brasileña Páginas de la vida, que transmite CUBAVISIÓN, ocasiona comentarios entre la población cubana, pues la situación de Clara, la niña síndrome de Down, llama la atención.
Ficción aparte, en la vida cotidiana existen muchas mujeres como Elena -personaje que desempeña el rol de madre adoptiva de Clarita- quienes ofrecen amor y atención esmerada a sus hijos sin importar sus discapacidades.
El síndrome de Down recibe ese nombre porque fue identificado inicialmente el siglo pasado por el médico inglés John Langdon Down. Sin embargo, no fue hasta 1957 cuando el doctor Jerome Lejeune descubrió que la razón esencial de que apareciera se debía a que los núcleos de las células tenían 47 cromosomas en lugar de los 46 habituales.
En Cuba, los Centros de Genética Médica desempeñan un papel importante, pues los especialistas realizan consultas y pruebas a las embarazadas, con especial atención a mujeres con riesgo incrementado por la edad, enfermedades genéticas o algún padecimiento crónico.
Por tal razón, las féminas le temen menos a las edades de riesgo y postergan el embarazo; pero, según los genetistas deben tener en cuenta que a partir de los 35 años de edad, los óvulos están muy maduros, se pueden producir alteraciones metabólicas y no ocurrir la división normal del cromosoma y las probabilidades de tener un niño síndrome de Down son mayores.
María Antonia Ocaña, especialista del Centro de Genética Médica en la provincia de Cienfuegos, recordó que esa discapacidad no es hereditaria.
Añadió la genetista que anteriormente nacía un síndrome de Down por cada 600 niños en el territorio cienfueguero, pero en estos momentos cuando la atención abarca a todas las embarazadas, la frecuencia es de uno por cada mil niños.
Compleja y dolorosa resulta la situación cuando la madre y el padre reciben la noticia de que su bebé padece esa afectación, pues a partir de ese momento deben decidir por sí mismos si van a tener o no a su hijo.
Idarmys Jiménez, genetista del Centro, expresó que la mayoría de la población está educada para en estos casos aceptar la interrupción del embarazo.
El pequeño con esa discapacidad requiere una atención especial desde el punto de vista institucional, al igual que de los padres, quienes no pueden confundir el cariño con la sobreprotección, sino que deben lograr que sus hijos alcancen, hasta cierto punto, un nivel de independencia.
Los padres asisten a las consultas en las áreas de salud de la provincia cienfueguera y ahí aprenden sobre los cuidados del niño y aclaran sus dudas.
Al inicio, los Down presentan retardo en el desarrollo motor, pero caminan aunque demoran para hacerlo, similar situación sucede con el lenguaje; no obstante el desarrollo que puedan alcanzar en ambos casos depende mucho de la acción de los progenitores.
Cuando se supera la primera etapa, en la cual el niño se adapta a la familia, es necesario lograr la integración a la sociedad.
Las investigaciones sobre el síndrome de Down en el campo de la educación y de la salud son tan intensas que van alcanzando mejorías sustanciales de una generación a otra.
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