Isabel Ferreira es abogada y trabaja en el Centro de Atención a Personas con Necesidades Especiales (CAPNE), de la Defensoría del Pueblo.
En esta oportunidad, nos habla sobre las dificultades que tienen que atravesar las personas discapacitadas en la actualidad y de qué manera se puede lograr una mayor inclusión.
¿Actualmente las personas con discapacidad siguen estando discriminadas?
La discriminación siempre se vio en un sentido cuando en realidad tiene dos: por acción o por omisión. A propósito o por simple efecto. Para discriminar no sólo hace falta que el otro tenga la intención. El concepto de discriminación es restringir, alterar, menoscabar el ejercicio de un derecho. Hacer que esa persona no lo pueda ejercer de alguna manera u otra. El otro no me segrega por voluntad ni por rabia, muchas veces me discrimina porque no sabe.
El problema es que siempre imperó un modelo médico. Automáticamente el que ve una persona con discapacidad, lo que reconoce es la parte médica, la imposibilidad, la limitación desde el punto de vista de la salud. Cuando esto no es así, cuando debería tener un enfoque social. Estamos de acuerdo en que mi discapacidad no me permite subir escaleras pero mi limitante en este caso es la escalera, porque si alguien me pone un sistema alternativo de elevación, yo llego al lugar. Con la convención de los derechos de las personas con discapacidad, lo que se está tratando de modificar son estos criterios. Hay dejar de lado el modelo médico de discapacidad y hay que tratar este tema como una cuestión social. Nosotros tenemos personal con discapacidad intelectual o psicosocial, que encuentran un nicho de actividad y de tareas a desarrollar aquí adentro sin limitaciones. Tenemos que cambiar nuestro punto de vista, es decir, pensar qué puede hacer una persona o dónde puede encajar.
Lo primero que va a motorizar un cambio real en los parámetros sociales de discapacidad es la temática en la currícula de los diferentes niveles de educación. Desde el primario, donde haya pequeños gestitos que los chicos puedan ir incorporando.
En cuestión de educación ¿en que condiciones están los colegios para chicos con discapacidad?
Un chico que está cumpliendo todo un tratamiento de rehabilitación, de adaptación, de aprovechamiento de las potencialidades se tiene que integrar a la educación común. Esto lo emparenta con la comunidad en general pero se ve profundamente limitado. En general, los establecimientos son inaccesibles físicamente, porque las currículas no se adaptan si tiene una discapacidad intelectual y también la falta de formación del docente hace que estos desconfíen de la propia capacidad para integrar a los chicos.
Además faltan vacantes en razón de no haber una política pública en materia de educación general. Entonces, nos encontramos con un montón de factores que a la hora de ejercitar el derecho a la educación, la persona con discapacidad, niño o niña se ve bastante limitado. A eso debemos de agregarle una seria de pautas culturales que provienen de tiempos inmemoriales, que afortunadamente en algunos aspectos van cambiando, pero son de muy difícil resolución. En el primario, los chicos van a ser reflejo del hogar, y van a tomar una gran cantidad de ítems, de identitarios. Si la escuela estuviera preparada y con voluntad de incorporar chicos con discapacidad, seguramente sería un gran aporte a las pautas culturales. Lo mismo pasa con lo que es recreación o las actividades con niños, adolescentes o jóvenes que quieren integrarse en lugares comunes.
¿Esta falta de políticas públicas en cuestión de educación para chicos con discapacidad, va a afectar el día de mañana la inserción laboral?
Si. No va a poder conseguir trabajo porque no adquirió los conocimientos adecuados o no se socializó lo suficiente para que un empleador lo tenga en cuenta como un factor productivo y no como un factor de discordia en el ambiente laboral. Un niño debe recibir los tratamientos de rehabilitación en la oportunidad que le corresponde. No es lo mismo una práctica de cirugía que debe hacerse a los 3 años y que recién se logre la cobertura del 100% de esta a los 6 años. Ha perdido 3 años y ha perdido todo un período de elaboración de conductas, todo un período de vida que le es fundamental.
Hemos adelantado mucho en cuanto a retórica y discursiva pero hemos retrocedido a través de todo un criterio económico imperante en las políticas públicas. Con el auge del capitalismo, la persona carga con el estigma de baja productividad o bajo rendimiento y no logra desarrollar sus tareas.
Necesitamos una mayor concientización social y responsabilidad. A mi no me gusta hablar de solidaridad porque me estás haciendo un favor, y yo no quiero eso, quiero que me den un lugar.
El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires otorga pensiones no contributivas a personas con discapacidad que no tienen trabajo ¿Es fácil obtener esta pensión?
La pensión no contributiva o pensión asistencial se da a las personas que no tienen recursos mínimos para la subsistencia pero también se exige que la familia tampoco tenga recursos. Esto nos parece muy discriminatorio, porque hace depender el derecho de la persona a la suerte. En realidad, se debería considerar como un derecho humano para aquel que no tiene recursos, independientemente de que la familia lo tenga o no.
Esta dependencia de una persona con discapacidad de otros que no lo son juega en contra de la autoestima, del desarrollo personal y de la capacidad de relacionarse. Por eso nos parece algo grave. En situaciones de infancia el Decreto que establece los requisitos, dice que las personas extranjeras deben acreditar 20 años de residencia en el país. Tratándose de niños, es un requisito de imposible cumplimiento, porque un niño de 10 o12 años, no podría acreditar nunca 20 años de residencia. Estamos luchando, llevándolo a la Justicia; pero esto sería aplicable al caso particular, cuando en realidad, lo que necesitamos es que las autoridades nacionales modifiquen directamente esos requisitos.
¿Cómo estamos en cuestión de salud para discapacitados?
El problema es que las obras sociales terminan siendo grandes empresas y hay que perseguirlas para conseguir que nos atiendan correctamente. Además, hay una resistencia a aceptar cambios.
Por tomar un ejemplo, un medicamento como el botox empezó a ser conocido por la aplicación en cuestiones estéticas. Pero el problema es que ahí se quedaron. Después de un tiempo, empezaron a recetar botox para niños con discapacidades que estaban contraídos muscularmente. Nadie lo reconocía eso, porque decían que era de uso solamente estético. Esto alude a la imposibilidad de ver que las cosas van cambiando a pasos acelerados y que estos cambios deben de estar a disposición del paciente.
Se han anunciado cambios en la infraestructura de la ciudad para que los discapacitados puedan circular con mayor facilidad ¿Usted cree que esto se haya cumplido?
Las ciudades siempre han sido hostiles en general para las personas con discapacidad, sobre todo con limitaciones físicas o sensoriales. El problema es que no hay articulación en la ciudad de Buenos Aires. Tenemos miles de organismos intervinientes en una misma área de acción. Por ejemplo, si yo recorro la ciudad, un organismo de Gobierno se va a encargar de papeleras, otro organismo de las calzadas y otro de las señalizaciones luminosas. Jamás articulan uno con el otro. Entonces mientras uno haga una rampa con una ejecución determinada, por los lineamientos de un reglamento equis, va a venir luego el que hace una acera y va a modificar la altura o va a venir el competente en la calzada y va a repavimentar a través de sucesivos capados de asfalto, lo que va a producir desniveles tan grandes que se va a inutilizar la rampa. Esto se ve a cada paso que das por la ciudad.
Además, hay exceso en la ocupación de la vía pública donde todo el mundo hace una extensión del comercio hacia la calle que le da dividendos y que produce ingresos al Gobierno de la ciudad de Buenos Aires. Esto deriva en un pago de impuestos o multas que no se reinvierte en las obras necesarias. Termina siendo un obstáculo que favorece las arcas públicas pero conspira contra la integración de un grupo social.
El tema transporte, en todos los niveles que se analice es muy limitado, muy discriminatorio; realmente es un problema. Estamos hablando de transportes escolares y de la obra social que no son accesibles. Una obra social está obligada a subsidiar el transporte para todas las cuestiones del afiliado; ese servicio va a ser insuficiente, y vos vas a perder, si es para salud el turno del médico, si es para educación los cursos. Esto pasa mucho en la educación superior, donde por falta de transporte, los alumnos terminan dejando porque pierden la regularidad. Pasa a todos los niveles, si a eso se le suma la poca conciencia respecto de los empresarios transportistas, ya que ellos deben prestar un servicio público igualitario.
Hay algo que se ha advertido y es que cada vez hay una resistencia más notoria de los taxis. Todas las posibilidades de desplazamientos se ven obstaculizadas. Ya sea por una cuestión de pautas culturales, ya sea porque no tenemos controles desde el ámbito público que hagan respetar las fundamentaciones vigentes. Ya sea también, un poco el temperamento de la persona con discapacidad, que no ha tenido una cultura de participación porque tenés que derribar tantos obstáculos para poder llegar a efectuar el reclamo y el seguimiento de este que optás por desistir.
¿Qué aportes ha logrado la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad?
Es la primera vez que un Tratado Internacional es redactado por los mismos grupos involucrados y ha dejado de ser una cosa exclusivamente de funcionarios. Esta Convención se discutió con un buen sistema de debate cibernético, punto por punto. Es la primera Convención que se hace con presencia on line; muchos pudieron estar presentes allá, pero los que no fuimos a Naciones Unidas a redactarlo, intervinimos desde nuestros respectivos países, aportando ideas y haciendo un control minucioso de cómo se redactaban los artículos.
No descubrí ningún derecho nuevo; eso está claro; ya estaban todos contemplados en los Pactos Internacionales, pero tiene agregados que son muy importantes, porque hay un derecho de acceso a la Justicia, del que nunca se había hablado, salvo muy por arriba en Argentina, que tiene un reconocimiento jurídico, que obliga a todos los países a rever la legislación en esa materia y también tiene un novedoso sistema de monitoreo.
Hay que resaltar que la Convención ha logrado una instancia de denuncia individual, lo cual es algo nuevo en los tratados. Pero estos ítems de la Convención se van a transformar en letra muerta si las mismas personas con discapacidad no lo promueven. Creemos que hay que promover las pautas culturales; tenemos que ir integrando el tema a las currículas, tanto en primaria como en secundaria.
¿De qué manera ayudan al discapacitado desde el Centro de Atención a Personas con Necesidades Especiales (CAPNE) de la Defensoría del Pueblo?
En principio tratamos todos los temas ya sea salud o educación. En este Centro tomamos temas de necesidad física y comunicacional tanto en ámbito publico como privado. Nosotros no tenemos una competencia específica en ámbitos privados, pero si tenemos el método alternativo de resolución de conflictos, y podemos llamar al procedimiento voluntario de mediación de las partes.
Trabajamos el tema de la discapacidad desde la óptica de los derechos humanos. Hay un área que se dedica a la educación y otra a la vivienda, pero sólo podemos tratar estos temas a medida que la gente nos plantee situaciones concretas.
Nosotros no somos un organismo de gestión; somos un organismo que trata de garantizar el ejercicio de derecho. Por eso insistimos con el protagonismo de la persona, sea niño, adolescente o adulto.
Otro de los problemas que hemos tratado es el de la jubilación, materia en la que tenemos un camino largo por recorrer. Podemos decir que hubo avances parciales e insuficientes. Pero tenemos que ser conscientes de que el trabajo corresponde a una necesidad alimentaria fundamental y a una cuestión social. Seguimos teniendo un 90% de desocupados. Hay también uso y abuso de todo este criterio de subsidios; planes que yo entiendo que son un recurso válido para el que no cuenta con nada pero el trabajo es necesario.
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