EL SÍNDROME DE DÉFICIT DE ATENCIÓN-HIPERACTIVIDAD ES UN SÍNDROME DE LA CONDUCTA QUE SE CARACTERIZA, HABITUALMENTE, POR LA PRESENCIA DE 3 SÍNTOMAS: HIPERACTIVIDAD, FALTA DE ATENCIÓN E IMPULSIVIDAD.
Hiperactividad es sinónimo de Hiperkinesia, y significa excesiva actividad motora. La hiperactividad tiene grados de severidad, desde niños que manifiestan simplemente inquietud motora cuando deben permanecer sentados a la hora de comer o cuando deben hacer tareas escolares, hasta aquellos que están en actividad permanente aún cuando miran televisión.
La falta de atención esta referida a la presencia de periodos cortos de atención (atención sostenida) y se manifiesta en aquellas actividades que no gratifican al niño de manera inmediata, y que le demandan un esfuerzo mental.
Impulsividad es el actuar antes de pensar.
Las conductas en cuestión varían en intensidad pero no en calidad con respecto a lo normal. Esto es, las conductas que niños normales tienen a veces, estos niños las presentan frecuentemente. Es importante tener en cuenta que hay muchos niños con severos problemas de atención que no tienen historia de hiperactividad.
En la actualidad se reconocen 3 variantes de este síndrome.
En la primera predominan los problemas de atención por sobre la impulsividad o hiperactividad.
En la segunda predominan los síntomas de impulsividad e hiperactividad,
y la tercer variante es mixta (se ven todos los síntomas).
Tanto la Organización Mundial de la Salud (OMS) como la Asociación Psiquiátrica Americana (APA) reconocen la existencia de este síndrome. Existen trabajos acerca del mismo desde principios de siglo, y fue recibiendo a lo largo de los años distintas denominaciones: daño cerebral, daño cerebral mínimo, disfunción cerebral mínima, síndrome hiperkinetico, problemas de aprendizaje, y reacción hiperkinetica de la infancia. Hoy sabemos que en no más del 5% de los casos es debido a daño cerebral.
¿Es este un problema frecuente?
Estudios realizados en Europa, Estados Unidos y Canadá encuentran que entre el 5% al 10% de niños en edad escolar presentan este problema. Como también sucede con niños que tienen Dificultades específicas de Aprendizaje (dislexia, discalculia) y otros problemas del desarrollo (autismo, problemas de conducta) es más frecuente en varones que en mujeres, en relación de 3 varones por cada mujer.
¿Cómo afecta este problema al desarrollo de un niño?
Los problemas de la atención e hiperactividad tienen un significativo impacto en el desarrollo social y académico de un niño.
En edad temprana, los padres característicamente refieren que el niño salta de juguete en juguete o de juego en juego, sin poder focalizar su atención en ninguno por mucho tiempo.
La hiperactividad se convierte en un difícil problema de manejo en especial a la hora de las comidas, cuando debe hacer tareas, o en lugares públicos. Las rutinas diarias (como lavarse los dientes, vestirse o hacer los deberes) son motivo de discusión permanente. A diferencia del niño negativista, este simplemente las posterga de manera indefinida. La falta de atención en el colegio hace que deje sus trabajos incompletos y no entienda las explicaciones de la maestra.
Son niños desprolijos y desordenados.
Un rasgo frecuente pero poco estudiado es su labilidad emocional. Por lo general, estos niños se frustran ante la primera dificultad que encuentran, o cuando no obtienen lo que quieren. Esta frustración se manifiesta por rabietas explosivas de comienzo súbito y final abrupto, de la que parece no quedar memoria alguna momentos más tarde. La impulsividad se manifiesta por interrupciones constantes a la actividad de otros o cuando mayores están hablando.
El resultado final es un rendimiento pobre e inconstante, que en muchos casos es causa de fracaso escolar, con la consiguiente disminución de su autoestima, a pesar de ser niños con capacidad intelectual normal. Si el problema no se corrige, es frecuente que progrese a un cuadro de depresión en la preadolescencia o adolescencia.
Un 50% de casos se asocian a problemas de conducta (desobediencia y/o agresión).
Un 30% de casos se asocian a problemas específicos de aprendizaje (dislexia).
Desde el punto de vista social, la incapacidad para adaptar la conducta a los requerimientos del medio provoca en muchos casos rechazo y aislamiento. Estos niños son por lo general inmaduros en su interacción social, y parecen llevarse mejor con niños de menor edad.
Partiendo de un diagnóstico correcto, y de una evaluación de las dificultades que presenta cada niño en particular, un tratamiento exitoso debe necesariamente contar con la colaboración de padres y maestras. Para ello es indispensable que todos los profesionales involucrados conozcan sobre la existencia de este problema.
El tratamiento debe ser multidisciplinario, y 3 son los pilares del mismo:
1) Tratamiento médico
2) Orientación a padres (Técnicas para modificar la conducta).
3) Planeamiento educacional.
Existen numerosas medicaciones, de las cuales los estimulantes centrales (metilfenidato) son los de primera elección. El metilfenidato es uno de los fármacos mejor conocidos en psiquiatría infantil. Se lo utiliza desde 1957, en niños a partir de los 5 años de edad. No todos los niños con ADHD precisan de medicación, pero por otro lado, la falta de medicación en algunos casos puede hacer que todo el tratamiento fracase.
El régimen de medicación debe ser planeado caso por caso, y no crea hábito ni dependencia. Por el contrario, niños no tratados son los que tienen el riesgo, por sus fracasos repetidos, de desarrollar conductas adictivas en la adolescencia.
Los efectos colaterales son poco importantes y transitorios, y deben ser explicados por el médico que lo trate.
jueves, 4 de febrero de 2010
DÉFICIT DE ATENCIÓN
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