viernes, 4 de diciembre de 2009

LOS RELIGIOSOS SON TEOLOGOS, ESTUDIAN A DIOS. LOS PSICOLOGOS SON LOS QUE ESTUDIAN LA MENTE Y COMPRENDEN EL AUTISMO. SU HIJO DEBE RECIBIR TRATAMIENTO..

SOBRE LOS HIJOS ESPECIALES, CUIDADO CON LOS FARSANTES.
Desgraciadamente, como en todo, existe gente sin escrúpulos que se aprovecha del dolor y la desesperación de los padres, ofreciendo tratamientos novedosos y hasta curas.

He
conocido padres que han pasado por estas experiencias y el desgaste físico, además del económico (ninguno lo hace gratis) y principalmente del emocional, han sido peores que el daño mismo del síndrome.

Existen otras personas que tienen los conocimientos para
manejar el autismo pero su ética profesional y la forma en que sangra económicamente a los padres los pone en el mismo nivel que los anteriores. Para evitar caer en manos de uno de estos farsantes y evitar perder el valioso tiempo del niño, basta seguir este simple decálogo de consejos:

1. Exija ver el
título de la persona donde demuestre que tiene los estudios que lo acredita profesionalmente. Cuídese de gente sin título que muestra certificados de diplomados o cursos. Verifique que la universidad u organización que emite el título sea una institución seria.

2. Aunque vaya en
contra de sus creencias, ningún espiritista, religioso, mentalista o brujo podrá hacer algo por su hijo. El niño tiene autismo, no está poseído, ni le han hecho ningún conjuro, ni tiene energías negativas que lo hacen comportarse así.

3. Verifique que el tratamiento sea avalado por el
Colegio de Psiquiatría, Psicología, Neurología y/o Pediatría. No confíe en los “investigadores” y/o “científicos” anónimos. Aunque le presenten muchos testimonios, pida ver investigaciones científicas que acrediten dicho tratamiento.

4. No existe medicamento ni elíxir mágico que curará a su hijo. Algunos medicamentos pueden
mejorar su condición y no porque dio resultado con otro niño, necesariamente dará resultado con el suyo.

5. Jamás administre ningún medicamento sin la prescripción de un médico. Si cree que dicho medicamento puede tener reacciones secundarias o pudiese
causar algún daño, busque una segunda opinión con otro doctor. No drogue a su hijo innecesariamente.

6. Documéntese totalmente sobre el
tratamiento que le ofrecen y pida los nombres y teléfonos de cuando menos tres diferentes padres de niños autistas que sean pacientes y hable para pedir referencias. Pregunte sobre los avances y en cuanto tiempo lo lograron. Investigue en las bibliotecas o por el internet.

7. Usted tiene todo el derecho de saber lo que le están haciendo a su hijo. Si evitan que vea la
terapia o bien, no lo involucran o no le informan constantemente sobre los avances de la terapia del niño, usted corre el riesgo de que la persona lo estafe ya sea alargando el tiempo de la consulta o bien haciendo algo indebido con el niño.

8. La
terapia conductual (ABA) se da uno a uno y nunca por un terapeuta con varios niños a la vez. Además, los castigos corporales se aplican solo en casos muy extremos donde está en riesgo la integridad del niño (agresión y/o auto agresión) y en todos los casos, debe ser autorizado previamente en escrito por los padres, en caso contrario, denuncie a la persona.

9. Cuídese de esos tratamientos milagrosos que todo lo curan. Cuando
alguien le diga que mejora el autismo, down, parálisis cerebral, trastorno bipolar, lento aprendizaje, etc. muy posiblemente esté escuchando a un farsante. El autismo es muy específico y por lo mismo, su tratamiento también lo es.

10. Sea precavido con los nuevos descubrimientos, especialmente si no se han realizado las debidas pruebas que garanticen la seguridad de su hijo. No lo convierta en un
conejillo de india.

11. La
oración a Dios es buena y enriquece su alma y espíritu, pero necesita también que su hijo reciba tratamiento de un profesional. Los religiosos son teólogos, estudian a Dios. Los psicólogos son las que estudian la mente y comprenden el autismo.

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